Cuidar a personas mayores en Navidad no es un reto
La Navidad altera rutinas, multiplica reuniones y cambia hábitos. Para las personas mayores o con movilidad reducida, estos cambios pueden convertirse en un factor de riesgo si no se gestionan bien. Planificar es la diferencia entre unas fiestas tranquilas y unas fiestas con sorpresas desagradables para la familia.
El no tener cuidado puede traernos imprevistos y posibles contra tiempos que pueden acarrearnos problemas no esperados en un segundo. En este articulo Edusan bajo la experiencia que nos dan años tratando a personas dependientes, hemos redactado esta guía para que no tengas sorpresas estas fiestas.
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A continuación, te ofrecemos pautas claras, aplicables y pensadas para la vida real. Cuidar en Navidad no consiste en hacer más, sino en hacerlo mejor. Planificación, sentido común y atención personalizada marcan la diferencia.
Estas fiestas, el verdadero regalo es la tranquilidad: para ellos y para quienes les cuidan.
1. Mantener las rutinas es prioritario
El mayor error en Navidad es “ya mañana volvemos a lo normal”.
Horarios de medicación, innegociables
Horas de sueño estables
Comidas en franjas habituales
Las rutinas aportan seguridad física y estabilidad emocional. Romperlas genera desorientación, especialmente en personas con deterioro cognitivo.
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2. Controlar el entorno: la casa también se prepara
La decoración navideña introduce riesgos invisibles.
Retirar alfombras sueltas
Evitar cables por zonas de paso
Iluminación suficiente, especialmente de noche
Sillas firmes, con reposabrazos
Navidad no debe significar improvisación
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3. Alimentación: disfrutar sin poner en riesgo la salud
No se trata de prohibir, sino de adaptar.
Evitar excesos de sal, azúcar y alcohol
Priorizar raciones pequeñas
Vigilar digestiones pesadas
Hidratación constante, incluso en invierno
Un menú adaptado previene sustos innecesarios
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4. Reuniones familiares: menos es más
Las visitas son positivas, pero el exceso cansa.
Limitar la duración de encuentros
Evitar aglomeraciones
Respetar tiempos de descanso
Espacios tranquilos si hay sobreestimulación
La compañía suma solo cuando no agota
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5. Atención emocional: la gran olvidada
La Navidad intensifica emociones. No todos la viven igual.
Escuchar sin minimizar
Incluir a la persona en decisiones
Mantener conversaciones significativas
Detectar signos de tristeza o apatía
Acompañar no es solo estar, es estar bien
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6. Movilidad reducida: adaptar antes, no después
Si hay limitaciones físicas:
Accesos despejados
Baños seguros y funcionales
Evitar cambios de mobiliario
Calzado antideslizante
La prevención siempre es más eficiente que la reacción
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7. Cuando la familia no llega: apoyo profesional
Navidad también cansa a quien cuida.
Un cuidador profesional aporta:
Continuidad en la atención
Descanso al entorno familiar
Seguridad en festivos
Tranquilidad real
Delegar no es desentenderse. Es gestionar bien.
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